El primer partido de la final se jugó en Charata, donde empataron 0-0 y dejó una sensación de tranquilidad en los correntinos, que de cinco encuentros como local ganaron todos, convirtiendo 14 goles y recibiendo solo tres. Por eso, la gente reventó la cancha de Lipton para la vuelta.
Allí, los "Girasoles" salieron al campo con Claudio Dávalos, Omar Gómez, Osvaldo Gómez, Omar Pared, Juan Carlos Cisterna; Hildo Coria Gutiérrez, Lucio Pereyra, Roberto Franco; Luis Schoning, Eduardo Córdoba y Juan Carlos Argüello (DT: Carlos Rojo). Por su parte, Boca Unidos puso en cancha a Rodolfo Gauna; Walter Chapo, Rubén Montero, Diego Mouzo, Sergio Soldano; Edgardo Coullery, Julio Ayala, Víctor López; Ramón Almirón, Leopoldo Luque y Julio Arce (DT: Francisco Sá).
Para sorpresa de todos, la visita dejó mudo a los miles de espectadores del "Aurirrojo" en el primer tiempo. Comenzó ganando a los 26 minutos, con gol de Córdoba que la empujó después de un rebote en el palo, y aumentó su ventaja a los 42’, a través de un cabezazo de Coria Gutiérrez.
En el complemento, Cisterna puso el 3-0 a los 13 minutos, mientras que Julio Arce descontó para Boca a los 16’, dándole vagas esperanzas a un público que no tardó mucho en comenzar a retirarse. Esto fue a los 29 minutos, cuando Juan Carlos Argüello clavó un gran tiro libre para volver a sacar ventaja de tres.
Luego llegó el típico episodio de los violentos. Varios simpatizantes locales comenzaron a arrojar proyectiles a los 2.000 chaqueños que asistieron al estadio, que debieron refugiarse ingresando a la cancha. Tras 20 minutos de espera, el árbitro del encuentro, Abel Pérez, reanudó el juego solo para registrar los descuentos de Leopoldo Luque y Rubén González a los 43 y 45 minutos, decorando un 4-3 que quedó para la historia.
La clasificación desató la alegría de las 7.800 personas que conformaban la localidad de General Pinedo en aquel entonces, que salió a las calles a festejar con una algarabía pocas veces vista. Sin embargo, esto también generó más de un dolor de cabeza en los dirigentes del club, que no creían poder afrontar los gastos que demandaba jugar el Nacional. Rápidamente, la Liga chaqueña y el Gobierno provincial acudieron en su ayuda y consiguieron dar el visto bueno.
El torneo de Primera División inició pocas semanas después y Unión hizo de local en la vieja cancha de madera de For Ever, a 300 kilómetros de la sede original del equipo. Toda la provincia se sumó detrás del equipo amarillo y negro, que compartió la zona B con San Lorenzo, Temperley y Gimnasia de Mendoza.
Justamente con el "Ciclón" registró el 11 de marzo uno de los resultados más impactantes: un 1-1 como visitante, jugado en cancha de Atlanta. En total disputó solo seis partidos, donde sacó cinco empates y sólo una derrota (ante los de Boedo en Chaco), quedándose afuera de jugar los Octavos de Final por los mendocinos, que tenían la misma diferencia de gol pero que habían convertido cuatro goles más que los chaqueños.
De más está decir que la historia de Unión de General Pinedo codeándose con equipos de Primera División es una de las más recordadas y curiosas a la hora de rememorar los viejos Nacionales. Un equipo movido por el esfuerzo y la nobleza del amateurismo, que logró dejar su nombre impreso en las páginas memorables del fútbol argentino.
Fuente y Grafica: Archivo Diario Norte